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Centros de Habilitación y Rehabilitación Funcional

Atendemos a niños/as a partir de 6 años  y adultos.

Nuestros centros

Los Centros de Habilitación y Rehabilitación Funcional de Upacesur se encuentran distribuidos entre las localidades de Jerez de la Frontera, Trebujena, Sanlúcar de Bda. y Algodonales (Cádiz) y de Utrera (Sevilla). Atienden a niños, jóvenes y adultos mayores de 6 años que, o bien acuden a estos centros por iniciativa propia (o de sus familiares) para entrenar habilidades que les permitan mantener las capacidades que conservan, o bien transitan desde el servicio de Atención Infantil Temprana para continuar los tratamientos que ya venían recibiendo en ese servicio.

Upacesur Sanlúcar

C/ Cabo de San Adrian, s/n, 11540 – Sanlúcar de Bda. (Cádiz)

Tel. 637 419 047

Upacesur Algodonales

Pl. de la Constitución, 28, 11680 – Algodonales – Cádiz

Upacesur Jerez

C/ Carmen Hombre Ponzoa, 59, 11408 Jerez de la Ftra (Cádiz)

Tel. 657 531 601

Upacesur Trebujena

C/ Fermín Salvochea, s/n, 11560 Trebujena (Cádiz)

 Tel. 856 001 593

Upacesur Utrera

C/ Sevilla, 28, 41710 Utrera – Sevilla

Tel. 627 232 253637 419 047

Entrada al proceso y acogida

La recepción del interesado, o de sus familiares, se hace en el propio centro. En ella se suministra información sobre en qué consiste la habilitación y rehabilitación funcional, cuál es su sentido y su filosofía, y qué recursos existen a su disposición. A su vez, se firma un consentimiento informado que hace de carta de derechos y deberes.

Valoración

La entrevista inicial y valoración del interesado propiamente dicha son realizadas por el equipo de valoración. Tienen como misión la recogida de información, la evaluación y la valoración de las problemáticas y necesidades planteadas, tanto de este como de la familia.

En la entrevista inicial se suele recoger una anamnesis personal y familiar del caso y en ella se incluyen el motivo de consulta, los datos personales, los antecedentes familiares, los datos pre-, peri- y posnatales, el desarrollo psicoevolutivo del menor, los datos sobre la escolarización (si es el caso), la información sobre el grado de autonomía en las actividades básicas de la vida diaria, los estilos de crianza, etc. Asimismo, se recaba información sobre otros recursos sanitarios y/o educativos que pueda estar recibiendo el interesado.

Posteriormente, se le evalúa para obtener un perfil de capacidades que nos permita detectar los puntos débiles y fuertes sobre los cuales asentar la intervención, y a su vez establecer una primera aproximación diagnóstica. Para dicha evaluación, se suelen emplear test estandarizados y la observación en tareas semiestructuradas. En la etapa infantojuvenil la evaluación es muy flexible, pues se debe que garantizar la colaboración del menor. Las pruebas estandarizadas se dividen en:

  • Escalas de desarrollo.
  • Test de aptitudes generales.
  • Test específicos. 

Frecuentemente, se complementa la información recogida a los familiares y la obtenida en la evaluación con cuestionarios o preguntas administrados a profesores (si es el caso) o a otras figuras de referencia en la vida del interesado que puedan aclarar aún más sobre su desarrollo.

Una vez se establece una hipótesis diagnóstica y se tiene un perfil de desarrollo, se elabora un plan de actuación donde se recoge el tipo de intervención que va a recibir y el número de sesiones semanales, que puede oscilar entre uno y tres. Toda esta información se recoge en un informe escrito y es devuelta al interesado y/o su familia, adaptándola a la gravedad del diagnóstico, lo novedoso que sea para ellos y la capacidad para comprenderlo y asumirlo, realizando en los casos necesarios una contención emocional que sostenga y alivie psicológicamente a la familia. De hecho, uno de los principales objetivos será conseguir que el interesado y/o sus familiares acepten la realidad. La aceptación es el punto de arranque que facilitará y potenciará todo el proceso posterior. Por ello, el equipo multidisciplinar de profesionales proporcionará las estrategias y recursos adecuados para lograr la confianza en sus propias posibilidades que, con frecuencia, se ven distorsionadas por el impacto del diagnóstico.

Intervención terapéutica

Consiste en la ejecución del plan de actuación. Implica la elaboración de un diseño de actuación específico con objetivos y pautas adaptadas a cada usuario en cada una de las áreas del desarrollo evolutivo (cognición, comunicación y lenguaje, motricidad, conducta adaptativa y social, etc.). Estos programas se concretan en un documento que recoge una serie de objetivos a corto, medio y largo plazo con una metodología de intervención, y que suele ser explicado al interesado y/o sus familiares dotándolas de la información y formación necesarias para que puedan ser igualmente implementados por ellos en un entorno más ecológico. El programa, por lo tanto, debe incluir tanto objetivos y/o actividades de intervención estructurada en contextos terapéuticos, como objetivos y actividades pautadas para los entornos naturales.

Las sesiones de tratamiento suelen ser individuales, excepto en aquellos casos donde parte de la intervención sea potenciar aspectos sociales y de comunicación entre iguales. En esos casos se harán sesiones conjuntas con el consentimiento del interesado y/o sus familiares. La duración de las sesiones oscila entre los 40 minutos y la hora de duración. En este tiempo, el terapeuta trabaja con el usuario y su familia, proporciona pautas y asesoramiento sobre el manejo de ciertas situaciones e informa de los progresos y de cambios que se vayan produciendo en el plan de actuación. Es imprescindible promover la participación activa de la familia en el proceso de desarrollo del usuario y en la toma de decisiones que se vayan llevando a cabo.

De forma regular se evalúa la eficacia del tratamiento a través de la observación cualitativa y la administración de escalas de desarrollo. Los distintos tipos de tratamiento (por ejemplo, cognitivo, logopédico, fisioterapéutico, etc.) son llevados a cabo por diferentes perfiles profesionales procedentes de distintas disciplinas. Esto exige una adecuada coordinación entre los componentes del equipo. Por eso se llevan a cabo reuniones de equipo con una temporalización variable que facilitan la coordinación y el avance hacia esa transdisciplinariedad antes mencionada.

Otra modalidad de intervención es el seguimiento. Los que pasan a esta modalidad acuden a los centros de forma mensual, trimestral o semestral y son atendidos normalmente por el psicólogo que realizó la fase de valoración. A esta modalidad ingresan los usuarios por las siguientes razones:

  • Debido a la levedad de los síntomas, puede asegurarse un óptimo desarrollo con solo proporcionarle una serie de pautas a él y/o a sus familias.
  • El usuario no muestra aún necesidades de intervención, pero por los factores de riesgo que presenta se prevé que dichas necesidades aparezcan, por lo que se mantiene en seguimiento para detectarlas de forma precoz.
  • El usuario ha estado en la modalidad de tratamiento y se ha obtenido cierta normalización; sin embargo, es recomendable seguir pautándole a él y a su familia en algunos aspectos para evitar la aparición de nuevas dificultades.

Al finalizar el tratamiento, cuando se le va a dar el alta, se procede generalmente a una última evaluación, que será reflejada en el informe de alta. Esta información es de gran utilidad para los profesionales que continúen trabajando con el usuario desde otros servicios.

Coordinación interinstitucional

Reuniones con los distintos agentes que intervienen o tienen un papel importante en el desarrollo del usuario. El objetivo de estas reuniones es la mayor coordinación posible en las intervenciones que se llevan a cabo, así como gestionar adecuadamente los recursos sanitarios, educativos y sociales que este recibe. En este sentido, se hace imprescindible lograr una correcta continuidad de la atención que reciben en la etapa infantojuvenil como en la etapa adulta (Instituto, Centro de Día, Centro Ocupacional, Centro Especial de Empleo, etc…), promoviendo un marco común, y evitando que las familias vivan el alta en el centro de habilitación y rehabilitación funcional como un punto y final.

Salida del proceso

Los criterios de alta que generalmente se siguen en los centros son:

  • Confirmación de un desarrollo adecuado: se produce una evolución satisfactoria hacia la normalización en el desarrollo.
  • Cambio de equipo responsable, es decir, pasa a atender las necesidades del usuario otro servicio o institución, como pueden ser los apoyos prestados desde otro centro (asistencial, sociosanitario, residencial, etc…).
  • Alta voluntaria.
  • Fallecimiento.

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